Por: Omar Alcántara
Vi esta imagen y me quedé impactado. ¿Qué es esto dije yo?
No tenía mucho tiempo para ponerme a ver el video del
reportaje. Ha sido una semana de varias tareas, prácticas y además el de tener
un “negocio propio” te hace estar pendiente las 24 horas. Felizmente me doy
tiempo para todo. Son casi la 2.15am y tengo que terminar esta redacción. Ya la
estoy corrigiendo. Mañana voy a saltearme la clase de Fundamentos, total,
siempre se puede leer esa clase por el cybercampus. Además casi nunca falto.
Desde el 24 de Junio que regresé al Perú, casi no tenía un
plan de lo que iba a hacer en Lima. Lo primero que se me ocurrió fue ayudar a
mi mamá en el negocio. Pero después de 8 años de estar separado de la empresa,
como que me costaba un poco acostumbrarme al nuevo ambiente. Acoplarme a tantas
cosas como a las personas que ahora forman el entorno casa/empresa/familia.
Porque la casa está al frente del negocio, los empleados vienen a comer a mi
casa y mi abuelo vive a la vuelta de la esquina con mi tía Marina. Y todos
están ligados al negocio.
Al principio yo solo venía al matrimonio de mi prima Leyla.
Una vez más, por quinto año consecutivo, había preparado mis vacaciones a Perú
que esta vez coincidían con este evento. Cada año mis visitas al Perú se iban
prolongando más, sin darme cuenta que lo que realmente quería era regresar. En
Holanda ya no era feliz.
Ha sido difícil acostumbrarme en este medio año, a tener que
convivir con todos. Felizmente ahora tengo mi cuarto porque antes compartía
habitación con mi hermano. Ahora ya estoy empezando a engordar y cada vez me
dan más ganas de comer los platos típicos peruanos que son tan ricos y
suculentos. Aunque lo he tratado de evitar tratando de mantener los horarios de
comida de Holanda, ya he subido dos kilos. De repente he subido de peso en este
último mes. Después del matrimonio se rompieron todo tipo de dietas y ahora da hambre.
Ya subí dos kilos.
Me estoy acostumbrando a la nueva Lima. Recorro tres o
cuatro distritos a diario en bicicleta. A veces uso el Metropolitano para irme
al Centro de Lima o a Barranco. Como esta vez, cansado de levantarme temprano
para las clases y anochecerme haciendo las tareas he cabeceado en mi asiento
del bus todo el camino hacia el centro.
Hay algo que no quiero dejar, mi bicicleta. A veces me
imagino que cuando este viejito voy a seguir montando bici. Nunca me aburro,
agarro nuevos atajos y voy viendo los cambios que se han realizado y que se
vienen dando en esta Lima que nunca para de crecer. Como ya no puede crecer el
distrito a lo largo y ancho, ahora crece por los aires. Es divertido e
interesante ver cómo se van construyendo y terminando edificios.
A parte que me sirve de ejercicio montar bicicleta, me
ahorra bastante dinero en taxis o gasolina para el carro. Aunque en las horas
punta ya estoy en ISIL o en el gimnasio. Casi nunca siento el tráfico. Salgo de
mi casa y llego a mi destino. No hay porque esperar, no hay quien me pare. Y
llego más rápido que en auto.
Ah de verdad, la foto:
Hoy tuve la tarea de ir a la Galería Municipal de Arte Pancho
Fierro donde se exponen las fotografías que más dieron que hablar en los
reportajes de los 25 años de la revista Somos.
Somos tiene “niñez, juventud y va camino a la adultez”. En
mi casa no hay sábado en que no menos de dos miembros de mi familia digan: ¿Y dónde
está el Somos? Ni siquiera los buenos días te dicen.
Tenía que ver todas las fotografías y hablar acerca de una
que me haya impactado más. Con lo que me gusta la fotografía, le tome foto a
las fotos que mas me gustaron.
Escogí está imagen porque fue la que me llevó a casa de regreso
con ese bichito de saber de qué se trataba. Y es, nada menos, que del Yawar
Fiesta. ¿Qué diablos era eso? Yo que tanto quiero a mi cultura peruana,
ignoraba parte de esta. Llegué a mi casa y busqué información.
Se trata de una celebración, que en tiempos del Virreinato,
organizaban los indígenas en protesta a los abusos que los Españoles cometían.
Estos, se habían apropiado de sus tierras y ahora se las rentaban. En medio de
toda la cultura española que le querían inculcar a los indios estaba la
celebración de la corrida de toros.
No fue mejor que, a manera de fiesta, presentar al Toro a nuestro
cóndor de los Andes. La ceremonia consiste en cazar un cóndor y tratarlo como
un rey, darle comida y bebida. Llevarlo hacia un bovino bravo que también es
cazado por los indígenas y montar al ave en la espalda del toro. El cóndor coge
con sus fuertes garras la espalda del toro de tal manera que lo empieza a
despellejar mientras este intenta sacarse al ave de las espaldas. Los indígenas
tienen que estar atentos a que al ave nunca le pase nada porque si el cóndor
muriese sería un aviso de desgracia sobre esta comunidad. Está celebración se
realiza en los pueblos de Apurímac y Ayacucho. Antiguamente la ceremonia
terminaba explotando al toro con dinamita. Pero ahora los campesinos que siguen
está tradición se han sensibilizado un poco y no realizan esto último.
TAREA CUMPLIDA. Pero les recomiendo que vayan a “Tal como
Somos” que se expone del 2 al 30 de Noviembre. Hay muchas fotos interesantes,
divertidas y creativas. No pierdas esta oportunidad. ANDA, ANDA! No te vas a
arrepentir. Es gratis.