martes, 29 de enero de 2013

Entrevista a CARLOS MONTALVO


Actor de teatro y televisión este año en el cine.

 El ex novio de Teresita (en Al Fondo Hay Sitio) habla de su carrera artística y nos sorprende con su incursión en el cine en películas a estrenarse este 2013

Era un domingo del mes de enero. A través de mi amigo, Daniel Flores Bustamante, había conseguido la oportunidad de entrevistar a un personaje que participó el 2012 en la serie peruana más sintonizada de los últimos tiempos y que a raíz de ese momento se hace más conocido.
Tenía que llegar al final de la función pues el actor había llevado a sus sobrinos a ver una obra infantil. No pude ser más puntual, estacioné mi bicicleta y bajé las escaleras del teatro Julieta. Escuchaba ya los gritos de unos niños, entré a la sala y lo vi. Con un look medio rasta, rosario de pepas al pecho,  el pelo negro largo rizado y amarrado, una montura morada de lentes de sol Ray Ban que me hacían dudar de su presencia. Era la primera vez que lo veía. Estaba vestido con una camiseta de fútbol de Portugal del 2010, una bermuda con dibujos de palmeras y mar y unas sandalias Havainas. Se había pasado la rasuradora dejándose unos cuantos pelos de bigote, otro poco justo en el mentón, y una línea que marcaba el límite con el cuello.
Me acerqué y le dije: Carlos, soy Omar, amigo de Daniel, he venido a entrevistarte. Muy amable accedió a la entrevista. Le sacó la lengua a la cámara a penas la prendí y empezamos.
Carlos Rubén Ronstaing Montalvo, nació el 27 de Enero de 1984. Su nombre artístico es Carlos Montalvo. Hijo de Carlos Ronstaing y Mónica Montalvo. Entre las cosas que me confesó me dijo que admiraba mucho a su familia, a su madre, a su tía Belén y a su tía Mónica Sánchez por ser un ejemplo para él, a su abuelo y a Alberto Ísola.
Creció en dos lugares, primero en el Callao y luego en Puerto Ordaz, Venezuela. A los pocos años regresa al Callao a vivir su adolescencia. En Lima, estudió en dos colegios: Fermín Tangüis y en Los Reyes Rojos.

¿Cómo así nace en ti actuar?
Desde niño he tenido un referente muy cercano, justo hoy he venido con la hija de ese referente que es Mónica Sánchez y siempre ha sido muy querida por mí además de un ejemplo a seguir. Ella ya era una actriz consagrada desde que me gustó el tema de la actuación. De hecho el emularla fue lo que más fuerza me dio para estudiar actuación.

¿Dónde estudiaste actuación?
Estudié en el TUC, Teatro de la Universidad Católica. Ingresé a los diecisiete años, yo era el más joven de mi promoción. Tuve como maestro al grande de los grandes, Alberto Ísola. Que me enseñó y formó durante tres de los cinco años en la universidad. Ahí empecé e hice mis pininos en la actuación.

¿Cómo empieza tu carrera profesional?
Terminando el cuarto ciclo con Marisol Palacios, otra excelente maestra, me convocan para una obra de teatro: “Ña Catita” en el teatro La Plaza Isil. Ahí empezó mi carrera profesional, con Alberto Ísola. La obra empezaba conmigo, era una locura; yo tenía diecinueve años, era un chibolo. Y ahí empezaron a verme y cada vez empecé a hacer más cosas.

¿Qué pasó con el fútbol?
Ah sí, paralelamente jugaba fútbol en el Club Deportivo Municipal en la categoría ´84. Ahí compartí con Jefferson Farfán, Jair Céspedes, José Carlos Fernández entre otros jugadores que llegaron a la Selección Nacional. Nos entrenaba mi abuelito a quien amé mucho, Óscar Montalvo, que en paz descanse. El cual es otro de los motores que impulsó mi vida. Él me enseñó el fútbol pero de un momento a otro salió esto de la actuación y me cautivó.

¿Has intentado estudiar otra cosa?
Estudiar actuación no solo es aprender a actuar, dentro de la actuación me tocó también estudiar música. Toco guitarra, flauta dulce y otros instrumentos percusivos. Eso lo he aprendido no solo en la universidad sino también en la calle.
(Los niños, sus sobrinos, juegan, gritan, corren… continuamos)

¿Estás contento con el incremento de estudios artísticos que está habiendo en el país?
Sí, estoy muy contento, sin duda yo soy una de las primeras promociones y pienso que esto debe pasar mucho más, debería existir ya en muchas otras universidades.

¿Qué proyecto, a lo largo de tu carrera, es con el que te sientes más satisfecho?
Definitivamente Edipo Rey, una obra que dirigió Mateo Chiarella y que participé junto a tres chicos de mi promoción. Una obra con la que viajé mucho, conocí Chile, Ecuador y viajamos a diferentes festivales internacionales.

Iniciaste una productora de teatro
Tuve una productora de teatro conformada también por Marco Otoya y Jorge Bardales. Eso lo hicimos terminando los estudios pero después cada uno fue tomando rumbos diferentes y la disolvimos. Marco y Jorge se dedicaron más al teatro y yo, a la música y a la televisión.

¿Cuál es el personaje que más te ha marcado?
De hecho el personaje de la “cucaracha” de Al fondo hay sitio, es el que trae más recuerdo a la gente y el que hasta ahora me sigue marcando. Hasta el momento es el personaje que más le ha gustado a los televidentes.

¿Con qué personaje muestras todas tus cualidades actorales?
“El Zorro” en la película El Evangelio de la Carne. Ahí he puesto todo.

¿Qué te gusta más: teatro, televisión o cine?
En el cine he experimentado algo que no había sentido antes, quizás hasta le ha ganado a lo que pude haber sentido en el teatro. Tener que hacer muchas cosas en un solo momento me gusta, por ejemplo al grabar una película tuve que estar parado concentrado en no salirme de un espacio marcado, hablando a la vez y con un aparato en la oreja que te va diciendo que movimientos tienes que hacer. Sentí mucha adrenalina.

¿Qué planes para este año?
Grabar la serie de Jonathan Maicelo que viene hacer mi primer protagónico formal. Maicelo es el protagonista de la serie pero yo soy la manzana de la discordia. Vamos a ver qué pasa, no puedo decir más sobre este proyecto televisivo.
Para el cine, me encuentro grabando la película que se llama “Viejos Amigos” con Ricardo Blume, Enrique Victoria y Carlos Gassols. Este año se vienen muchos estrenos de películas que he grabado antes: “El evangelio de la Carne”, escrita y dirigida por Eduardo Mendoza y “Roncarol 68”. Es un año de película, gracias a Dios.

Una mujer interrumpe la entrevista, era su novia, justo salía de los vestuarios, había terminado de actuar en la obra “Pinocho”. Ella es actriz para niños desde hace diez años.

Ah, te tengo que contar, otro de los proyectos fue “El Cholo Juanito” donde conocí a mi actual novia   Vanessa Zambrano con la que llevo 3 años de relación. El día que la vi por primera vez ella tenía novio, era el día de mi cumpleaños y justo había ido mi mamá con una torta y mi hijita. La vi caminar y le dije: Mamá, ella va a ser mi novia. Ella me miró raro y le dije: no me mires mucho que es verdad. Luego me acerqué y le comenté que lo que había dicho era cierto, que me encantaba y qué yo sabía que a ella yo le gustaba. (Risas). El mismo día le caí.

¿Planes para casarte?
Me gustaría pero en este momento quisiera tener más estabilidad para después dar el paso firme.


miércoles, 16 de enero de 2013

A LA PLAYA NUDISTA EN LIMA


Escuchaba unos murmullos, las olas, el sol me fastidiaba. De repente me desperté. Me había quedado dormido en la arena, desnudo. Ni bien abrí los ojos vi al caballo y a ese jinete engreído, un cholito pintón. Nunca se bajó del caballo pero debe ser de talla mediana. Los pelos en su cara y el sol en mi contra me dificultaban ver su rostro. Hablaba de su casa, su empleada y otras poses de niño pituco. Catalina lo escuchaba con atención.

Abrí los ojos y seguía un poco mareado, las ocho latas de cerveza y el sol me habían tumbado después de una faena de sexo a unos metros en un terreno de los pantanos de villa. Estábamos en una de las tantas y poco conocidas playas nudistas de Lima. Catalina me había pasado la voz durante la semana para ir ese sábado. Yo quise armar una “manchita” y le pasé la voz a varias personas por el facebook. Todos muy animados. La cita era para las once y a partir de las nueve de la mañana comenzaron a disculparse como ocho personas. Según ellos les había salido algo de improviso y no podían ir. Obviamente les dió vergüenza mostrar sus cuatro letras al sol.

Sheyla vino a mi casa a las once y luego pasamos por Hardy en Barranco. Nos estaba esperando en el paradero “El Boulevard” del Metropolitano. Nos comentó que su hermano era su vecino y que hacía taxi, es decir, que nos hacía la carrera hasta la playa. Caminamos dos cuadras mientras acordábamos la tarifa de la movilidad. El nos quería cobrar 10 soles por cabeza de Barranco hasta la playa en los pantanos de Villa. Pero yo le dije que estábamos misios y que solo podíamos pagar la mitad, a parte que no había que pagar peaje. Aceptó.

Me dió pena el taxista. Nos demoramos como 40 minutos en ese trayecto. No por la distancia sino por el tráfico. El sol en el tráfico me quemó el brazo que sobresalía por la ventana del auto. Algunas veces a tal punto que quería gritar, de verdad me estaba quemando. Para refrescarnos entre tanto calor comenzamos a sacar las chelas. Yo había llevado seis y Sheyla otras seis. Estaba con sed. Las clases de verano habían comenzado y durante la semana no tuve ni un respiro, los cursos son acelerados. El sábado tenía que quitarme ese estrés de encima.

El taxi nos dejó en Venecia y de ahí teníamos que caminar como veinte minutos hacia los pantanos. La arena nos quemaba las plantas de los pies, decidimos caminar pegados al mar tratando de buscar la arena húmeda pero no quisimos mojarnos los pies todavía. Ya desde la entrada a la playa se podía ver que el lado izquierdo estaba súper poblado de gente y el derecho era un descampado total. Conforme nos alejábamos de la gente e íbamos terminando las chelas, las ganas de follar se me hacían más intensas. Llegamos.

Catalina nos había estado esperando ahí desde hace una hora. Nos saludamos, cruzamos un par de palabras, nos instalamos. A los diez minutos les dije, ya vengo, voy a orinar. No encontré mayor excusa, sabía que el lugar para el sexo al aire libre estaba a unos pasos detrás de esa larga pared que marcaba el comienzo de territorio privado. Aquel muro tenía varios huecos que manifestaban que el terreno estaba abandonado. Cosa que no era cierta. Detrás de la pared, sin duda, había gran terreno desierto mezclado con el pantano pero al fondo había una casa escondida entre árboles de plátanos y palmeras. No bastó ni dar la vuelta al muro para que empezara la acción. Estuve ahí parado, sofocandome de tanto follar bajo el sol. Algunas veces levanté la mirada y pude ver difícilmente al jinete cruzar con su caballo el muro y perderse entre los árboles. Habrá ido y venido unas dos veces. Seguro me habrá visto, no lo sé. El sol me cegaba a veces, no podía distinguir bien. Pasé un buen tiempo ahí, no solo follando, también tratando de ver lo que otros hacían.

Después del orgasmo regresé a donde supuestamente estaban mis amigos. Me asusté. No estaban. No habían ni toallas, ni ropa, mi mochila, nada. Estaba ahí desnudo, solo. Voltié y me di cuenta que se habían acomodado unos treinta metros más allá. Para cuando llegué el efecto post sexo y el alcohol me tiraron sobre la toalla y cerré los ojos. Dormí.

Habré dormido unos treinta minutos.

Cuando Sheyla vió que abrí los ojos, me dijo, ya vamos, quiero ir a la piscina. Justo en la entrada a Venecia hay varios restaurantes con piscina y toboganes que nos llamaron la atención. Entré unos veinte minutos más al mar y nos alistamos otra vez para ir a la piscina. Sin bien el chapuzón en el mar te refrescaba, el estar en la playa es algo incómodo. A veces prefieres una piscina limpia y colchonetas alrededor donde echarse cómodamente a tomar sol. Los toboganes fueron la sensación y la cumbia y la comida le pusieron el sabor a la tarde sabatina. Aunque si no hubiese sido por Sheyla, que me insistía tanto por ir a los restaurantes, me hubiese quedado un par de horas más en la playa nudista.

miércoles, 9 de enero de 2013

¿Con Pluma?


Este me parece un auto análisis para saber si tengo pluma o no. La clase de ayer fue otra de las gratas sorpresas no solo porque no investigué quién iba a ser mi profesor o cuál es su trayectoria, sino también porque él tampoco lo dijo.

Hay que aclarar que no estamos hablando de términos homosexuales  (gays con plumas o sin plumas) como muchos “amigos” míos quisieran entender. Estamos hablando de saber escribir, del arte de escribir. ¿Se trata de vocación? ¿De querer hacerlo? Seguramente mediante ejemplos en este curso buscaremos crear nuestra propia técnica para poder escribir.

Durante mi vida escolar y de estudios superiores, viajes, etc. puedo decir que sí me gusta expresarme a través de un medio escrito. No soy muy extenso en cuanto a tratar de explicar lo que quiero decir o en extenderme en palabras como lo que nosotros llamaríamos ´meter floro´. Bailo mucho y hablo poco; tomo mucho y hablo un poco más. Generalmente soy muy directo y trato de que me entiendan y comprender diferentes opiniones sin mucho argumento. Eso sí, a no ser que me agredan y no tengan bases suficientes para comenzar una discusión. Entonces sí me molesto y empiezo a discutir.

En la primaria con algunas narraciones les arrancaba sonrisas a las profesoras cuando escribía. Pero nunca me he sentado, como ahora, a pensar en ello, a creer que puedo o tengo talento de escribir algo. Mis padres también son de muy pocas palabras, mi hermano igual. Después lo más cercano es mi abuelo Alfredo, que aparte de ser un buen artista ebanista, le gusta mucho leer y con él puedes hablar de la vida, negocios, política, etc. a pesar que creo que no ha terminado su primaria siento que es una persona muy culta y estoy muy orgulloso de él por todos sus logros en la vida y el ejemplo que es para todos los nietos.

Algunas veces me he sentido un niño cuando escribía, anhelaba encuentros con mis padres. Muy pocas veces lo he hecho en campo de la investigación, salvo los dos últimos años en que de casualidad me encuentro estudiando esta fascinante carrera. Antes he intentado varias veces llevar cursos de empresa, cuando me acuerdo me río interiormente. ¿Cómo pude estar tantos años intentando algo que no me gustaba? El colmo fue cuando mi hermano me trajo hasta Isil y me dijo, tú tienes que estudiar esto porque esto es lo que te gusta. Leo un poco los cursos y quedé maravillado. Sin duda le tengo algo que agradecer, aparte de ser el motivo de peleas sin sentido y de darme la alegría de tener a mi sobrino correteando alrededor de vez en cuando.

El profesor de este curso de Géneros Periodísticos se llama Manuel Eráusquin Oblitas. Es un periodista del diario el Correo. La verdad recién me entero de su nombre porque a pesar de leer noticias todos los días casi nunca me fijo en los periodistas que están escribiendo la noticia. Mucho menos había leído su nombre en el tríptico de Isil donde dice lo siguiente: “Editor y columnista del diario “Correo”. Fue redactor de la revista “Caretas”, y colaborador de las revistas “Gatopardo” y “Dedo Medio”.

Lo que me causó más curiosidad la primera clase fue el desagrado y rechazo que tiene el profesor hacia ciertos colegas. Que imagino debe ser porque no comparte la opinión o formas de desempeñarse de aquellas personas. Pero, me pregunto ¿si Jaime Bayly se hubiese sentado en su clase hubiese pasado el curso? O quizá quiere llevarnos bajo la sombra de “mejores” escritores como Paul Auster o Jeremías Gamboa que son algunos de los autores que nos está haciendo leer. Sin duda debe ser lo último.

¿Yo que sé si Aldo Mariátegui  escribe bien o no? Solo llevo año y medio en Lima y por el resto he vivido en Holanda ocho años trabajando en hoteles, restaurantes y cafés, haciendo castings o de modelo de una escuela de pintura. Y tratando sin éxito de estudiar negocios. La vida me ha enseñado algunas otras cosas poco banales como disfrutar de un buen vino, preparar una suculenta comida, disfrutar de vacaciones solitarias a cualquier lugar que vaya. La vida me ha enseñado a que debo ser yo quien permita que se hable bien o mal de mí. Nadie tiene porque juzgarme a no ser que transgreda la privacidad de otras personas. Es por eso que saber de mí es difícil y pretender querer saber más acerca de la vida de las personas me es aún más imposible. Esto no quiere decir que no analice a las personas, me gustan las personas que tienen sus propias opiniones, que son sencillas, que disfrutan de las cosas simples de la vida y escucho y respeto a los que no lo son, que viven felices a su manera de ser feliz.

Disfruto el momento, las conversaciones que se dan aunque casi siempre no soy yo él que las inicia. Siento que a veces estoy solo por la vida, pero me gusta. Siento que no hay mejor diversión que la que se buscan estando solo, sin amigos. Siempre habrá algún tiempo importante para los amigos, nunca los olvido ni en sus fechas más importantes, tal vez no esté con ellos siempre cuando me necesiten pero trato de hacerlo. Los amigos son importantes para mí, en cuanto a que les puedo contar mis cosas, todo lo que me pasa, pasar momentos agradables también, pero tampoco quiero tenerlos cerca mío todo el tiempo. De repente me muera en la búsqueda del compañero perfecto, pero mientras tanto le doy importancia a mi familia y pasar los mejores momentos con ellos, a nuestra manera, felices. Porque en algún momento alguno de nosotros no estará más.

Me considero un poco egoísta en el sentido que no me dejo escuchar y no dejo escuchar a los demás, pero no es mi intención, ya soy así aunque quisiera que sea lo contrario.