martes, 21 de febrero de 2012


Cholo conCH…

Por: Omar Alcántara

Como decía el libreto de un programa de Pataclaún: “¿En el Perú existe racismo? ¿Alguna vez has visto racismo en el Regatas? ¿Alguna vez has visto racismo en la Universidad de Lima? ¿Alguna vez has visto racismo en el Opus Dei?”. Este parece ser un tema de nunca terminar, el racismo existe y va a existir en todas partes. Los seres humanos somos todos diferentes. Depende de cada persona que características requiera para que demuestre su aceptación hacia otras. Pero siempre con respeto. Nadie tiene derecho a ofender a otros y ridiculizarlo haciendo notar sus características físicas porque eso generaría un fuerte trauma para aquella persona que no se puede quitarse ese insulto de encima, porque una cosa es que te digan que tu polo está feo y te lo cambias, pero cuando ya eres cholo, serrano, negro, etc. Eso nadie te lo quita.

Con tus amigos juega, ponte chapas. Pero en un lugar público, en el cine, no pues. En el cine no. Eso para el niño que insultó.

Para los padres hay doble responsabilidad, en un lado educar bien a sus hijos y por el otro protegerlos. Porque así tengas un perro, aunque sea jodido, igual lo vas a proteger si otro perro viene a morderlo.  Por instinto proteges lo que es tuyo. Pero que no se queden en la media verdad, que no salgan a la calle sólo a defender a su hijo sino también a corregirlo.

Uno nunca sabe de qué forma van reaccionar otras personas. A veces un insulto o joda entre tus amigos o familiares puede ser algo normal, pero otras personas viven realidades diferentes. Como esta pareja que al sentarse en la sala del cine y ver que no hay disciplina entre el público y no pueden ver la película, tratan de callar a este grupo de interruptores de la tranquilidad. Lo que debieron hacer en un principio es acercarse a la administración del cine y pedir que pongan orden o que les devuelvan el dinero. Pero reaccionar ante unos insultos con golpes, eso ya es muy grave porque entonces todo se convirtió en una mecha callejera.

Que todo esto quede de ejemplo. La mejor solución es la conversación  entre las víctimas, agresores y los padres del menor. Al resto sólo nos queda aprender de los errores de los otros aunque siempre aprendemos de nuestros propios errores.

viernes, 17 de febrero de 2012

DENUNCIA CONTRA LA BIBLIOTECA NACIONAL (en San Borja)



El día de ayer jueves 16 de febrero del 2012 me dirigí a la hemeroteca ya que estoy haciendo un curso de comunicaciones en Isil y tenía que sustentar un trabajo. Llevé mi cámara para analizar unos diarios, entre ellos El Comercio, La República, Correo, Perú 21 y La Primera.  Tenía que leer los temas referentes a las elecciones, mayo 2011. Para esto había llevado mi cámara fotográfica, entonces empecé a tomar fotos de las portadas y algunas noticias. No pasaron ni dos minutos, se acercó el bibliotecario y me dijo que estaba prohibido tomar fotos de los periódicos, que si quería tomar fotos tenía que pagar un derecho por traer mi cámara a la hemeroteca de 20 soles y 6 soles adicionales por cada toma que haga.
Me quedé sorprendido por el costo mínimo que tienen estos periódicos y especialmente porque en las portadas tienen un gran sello que dice CORTESIA, lo que significa que posiblemente los medios de prensa les envían estos diarios gratuitamente.No me quedó otra opción que sacarle copia a todas las páginas que necesitaba, reducidas en blanco y negro a 20 céntimos cada una lo que me resultó por 114 copias un total de 22.80 Soles. No soy el único que tenía que hacer el trabajo, a mis compañeros de clase también les prohibieron lo mismo. Me parece una injusticia que se cobre así. Es decir que, ¿si hubiéramos tomado la cámara hubiéramos tenido que pagar 704 soles? O en el mejor de los casos si lo queríamos digital, ellos lo hacían por 228 soles.
A donde iría tanta plata por unos periódicos prestados que son de fácil acceso a la población. Es una Biblioteca Nacional o es un negocio redondo. Es lamentable tanta infraestructura bonita, que se puede comparar con bibliotecas europeas, con el cobro por tomar fotos a los periódicos que me parece un robo. Deberían incluso poner una fotocopiadora conectada a internet en cada sala para que las mismas personas se envíen los archivos a los correos como sucede en bibliotecas de otros países. Lamentable.


martes, 14 de febrero de 2012

¡Ay chileno!


Lo que un peruano tuvo que escuchar.


El último sábado no tenía nada que hacer, el calor me abrumaba y me aburría más en casa. Un amigo que reside en Chile me llamó y me dijo que un chileno amigo suyo estaba en Lima. Me pidió que por favor lo saque a dar una vuelta o a tomar algo porque el chileno estaba aburrido en un hotel de Lima.

Por: Omar Alcántara
Era Juan Arellano, tripulante de Lan Chile. Cuando lo recogí del Sheraton, me dijo que tenía ganas de ir a tomar algo. No se me ocurrió otra idea que llevarlo a Cala, en la Costa Verde. El restaurante es muy bueno, con bar y un balcón al mar con vista al sunset. Miramos la carta y me preguntó: “¿Qué es mamey? ¿Qué es camu camu?” Le respondí que no sabía exactamente, que creo que son frutas de la Selva. “Espera”, le dije y llamé al mozo quién me confirmó la respuesta. Hace ocho años que no he vivido en Lima y la gastronomía ha revolucionado tanto que ahora te hacen cocteles de frutas exóticas que ni sabes de donde son.

Juan se mostró un poco sarcástico, me dijo: “Uy, este guía turístico está malo”. Le dije que yo vivía mucho tiempo fuera del Perú, así que no sabía de muchas cosas, que mejor llamaba a mi amigo Daniel, ya que él es todo un experto en la materia.

Juan se rió. Pedimos unos pisco sours porque según él quería comparar los gustos. Seguimos conversando y le toqué el tema del límite marítimo con Chile, que es un tema actual. Me dijo que los peruanos siempre se han querido aprovechar. “¿Por qué no hacen los límites marítimos de igual forma con Ecuador?” agregó, algo molesto. Además Juan asegura que en los años 1700 Chile era territorio hasta más arriba de Pisco. Yo me quedé sorprendido. “Esa parte de la historia no nos la han enseñado”, le respondí.

Respecto a esto, llegué a mi casa a buscar por internet la historia territorial de Chile. Gracias a wikipedia, donde está bien detallado. Ahí dice que Chile pertenecía al Perú hasta 1740, se independizaron, luego Perú recuperó el territorio en 1812 y Chile se volvió a independizar en 1821.

Trajeron los Pisco Sours, la cara del chileno era de sorpresa al probarlo. Me dice: es que en Chile, los limones son diferentes. Nunca me dijo cual estaba mejor, el pisco sour chileno o el pisco sour peruano. Lo que se atrevió a decirme fue: “No te vayas a molestar, no es por ti, pero veo en Lima mucha gente pobre. Claro, en este restaurante no hay, pero ayer que fui a Polvos Azules, había mucha gente pobre”. Le conteste: “En el Perú, hay mucha pobreza todavía, si bien nuestro país ha evolucionado en los últimos años, todavía hay mucho por hacer. Haciendo el tour del tren eléctrico de cono a cono te puedes dar cuenta de la diferencia que hay entre los distritos, especialmente en los conos”.

Juan agregó: “Y lo que me parece más huachafo son las cabinas de los policías, que feas”. Hice un poco de memoria entre algunos países que he visitado. Y es verdad, no he visto cosa similar. Le pregunte: “¿En tú país como es?”, “Simplemente están los policías bien puestos parados en medio de la pista” me respondió. Yo sólo atiné a decirle que esas cabinas policiales son algo muy particular de mi país, es una característica más y que si hay que cambiarlo entonces tendría que haber un concurso de diseños. Es parte de nuestra cultura.
La conversación ya se estaba poniendo fastidiosa, estaba defendiendo a mi país ante este chileno atrevido.

Pero trate de dar un giro. Le dije que yo no he tenido la oportunidad de visitar Santiago, de donde venía Juan. Pero había ido a Arica. Se sonrió, él nunca ha estado en Tacna. Le comenté esta gran experiencia. Fui en el año 2000 con Jorge, otro amigo. Tacna es una ciudad tranquila, para ahora ya debe haber desarrollado bastante como lo han hecho otros departamentos del Perú. Cruzar la frontera era como una travesura, tomamos un colectivo que nos llevó a Arica. El camino es como de una hora, todo desierto y varias casetas militares. Hasta que llegamos a Arica. Era otra cosa. Parecía como en las películas de ficción que abres una puerta y entras a un mundo diferente. Habían edificios modernos, centros comerciales con Subway y Mc. Donalds que todavía no existían en Perú.

Creo que se sintió un poco más en confianza, me comentó que estaba muy contento con sus compras en Polvos Azules, que había comprado unos polos Abercrombie a $10 dólares, que ni en épocas de descuento encuentra esos precios. También compró sus películas piratas. ¿Y cómo las iba a llevar a Chile? Yo le había dicho que se lleve unos limones para que haga el Pisco Sour con limones y pisco peruano y me dijo que los limones no estaban permitidos en el avión ¿las películas piratas sí?

Ya estaba cansado de escucharlo. Antes de hacer otros planes juntos miré mi celular, felizmente mi tía Raquel me había invitado a cenar. Me había olvidado por completo y ya había cenado un lomito saltado en Cala. No importa, buena excusa para terminar de conocer al chileno. Lo dejé en su hotel para que no se pierda. Juan debía partir a Chile tres horas después.

jueves, 9 de febrero de 2012

TODOS VUELVEN


Por: Omar Alcántara

Ya me había aburrido de Europa, el país no era feo. Holanda es muy bonita, tranquila, cero contaminación y paisajes impresionantes. Pero uno extraña a la familia, la comida peruana, el hablar español peruano con los peruanos. Había caído lentamente en una depresión, el último año no me dieron ganas de hacer nada. Quise cambiar mi vida, me mudé de ciudad de Ámsterdam a La Haya, cambié de casa pero no estaba conforme. Entonces decidí ir al sicólogo en busca de una salida.

Bastaron dos sesiones para que el sicólogo se diera cuenta que yo vivía en Holanda pero en lo que pensaba todo el día era en Perú. Leía las noticias a través de la página web de El Comercio, cocinaba comida peruana, hacia llamadas diarias a Lima. ¿Cómo no me pude dar cuenta antes? Sí desde hace ya varios años he estado juntando a peruanos, ofreciendo cenas y reuniones para sentirme un poquito más cerca a Perú. En la tercera sesión, decisión tomada, justo tenía un viaje a Lima programado al mes siguiente. Así que empecé a empacar y mandar todas mis cosas a Lima. Y ahora resido aquí otra vez. Me demoré un poco, pero felizmente ya estoy aquí y estoy contento.

Lima ha cambiado tanto que hasta me parecía desconocido. Vivir aquí otra vez es como haber llegado por primera vez a Europa. No conozco nada, ya no están las mismas tiendas, hay más control vehicular, tenemos un metro y un metropolitano. La economía ha mejorado. ¿Qué hacer? De frente no me iba a poner a trabajar porque nunca terminé mis estudios superiores y no quería trabajar en hoteles, restaurantes y cafés como lo hacía en Europa.

Comentándole a mi hermano, le dije: “quiero estudiar”. Mi hermano menor, Eduardo, me recomendó estudiar en Isil. me dijo que como él ya había estudiado negocios, yo tenía que estudiar otra cosa. Un poco descuadrado pero a la vez consciente de que ya había hecho varios intentos de estudiar administración, contabilidad, negocios internacionales y marketing y ninguno de estos estudios me gustaron ni mucho menos terminé. Fui a Isil, decidido a matricularme en algo que me guste. Algo que tenga que ver con: redes sociales, eventos, fotografía, blogs, publicidad. Y bueno, alguito de Negocios también.

Comunicación Integral. Esta es la carrera que elegí, que se puede inclinar a muchas cosas como Community Manager, Relacionista Público, etc. Cuando terminé secundaria eso ni existía. No puedo creer como me encanta cada curso, ya voy en el segundo ciclo y en intensivo de verano llevando 4 cursos, mis notas no bajan de 15. En Marzo estaré casi a mitad de carrera y sólo han pasado 8 meses desde que llegué. Me había llegado la hora, TODOS VUELVEN.