Cholo conCH…
Por: Omar Alcántara
Como decía el libreto de un programa de Pataclaún: “¿En
el Perú existe racismo? ¿Alguna vez has visto racismo en el Regatas? ¿Alguna
vez has visto racismo en la Universidad de Lima? ¿Alguna vez has visto racismo
en el Opus Dei?”. Este parece ser un tema de nunca terminar, el racismo existe
y va a existir en todas partes. Los seres humanos somos todos diferentes. Depende
de cada persona que características requiera para que demuestre su aceptación
hacia otras. Pero siempre con respeto. Nadie tiene derecho a ofender a otros y
ridiculizarlo haciendo notar sus características físicas porque eso generaría
un fuerte trauma para aquella persona que no se puede quitarse ese insulto de
encima, porque una cosa es que te digan que tu polo está feo y te lo cambias,
pero cuando ya eres cholo, serrano, negro, etc. Eso nadie te lo quita.
Con tus amigos juega, ponte chapas. Pero en un lugar
público, en el cine, no pues. En el cine no. Eso para el niño que insultó.
Para los padres hay doble responsabilidad, en un lado
educar bien a sus hijos y por el otro protegerlos. Porque así tengas un perro,
aunque sea jodido, igual lo vas a proteger si otro perro viene a morderlo. Por instinto proteges lo que es tuyo. Pero
que no se queden en la media verdad, que no salgan a la calle sólo a defender a
su hijo sino también a corregirlo.
Uno nunca sabe de qué forma van reaccionar otras personas.
A veces un insulto o joda entre tus amigos o familiares puede ser algo normal,
pero otras personas viven realidades diferentes. Como esta pareja que al
sentarse en la sala del cine y ver que no hay disciplina entre el público y no
pueden ver la película, tratan de callar a este grupo de interruptores de la
tranquilidad. Lo que debieron hacer en un principio es acercarse a la
administración del cine y pedir que pongan orden o que les devuelvan el dinero.
Pero reaccionar ante unos insultos con golpes, eso ya es muy grave porque
entonces todo se convirtió en una mecha callejera.
Que todo esto quede de ejemplo. La mejor solución es la
conversación entre las víctimas,
agresores y los padres del menor. Al resto sólo nos queda aprender de los
errores de los otros aunque siempre aprendemos de nuestros propios errores.
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