martes, 24 de septiembre de 2013

Los pendencieros más grandes

Lo que me queda claro de esta historia es que cuando vuelva a ir a París, que será la 5ta. o 6ta. vez - ya no recuerdo más - estaré un poco informado de la historia. Mayo del 68 según Vargas Llosa, y otros escritores que han dado su opinión al respecto, no es más que una revolución estudiantil que denigró a la educación en vez de sacar algo bueno de esto. Pero ¿Por qué había tanta represión dentro de los jóvenes parisinos de ese entonces? ¿Era necesario generar el caos y el vandalismo para imponer sus ideas y sus deseos al cambio?

Queda entonces precedente en la historia, y es necesario de todos conocer que los extremismos nunca son buenos y que hay que estar siempre orientados a las reglas de juego. Hacer lo prohibido es rico, es sentirse libre pero quieras o  no, no te lleva a nada bueno. Como diría la Chimoltrufea: Es como todo.

Para Esteban Castillo, venezolano que se encontraba de paseo en Francia en el 68 le llamaron la atención diferentes slogans y carteles que se veían en las calles en ese entonces, como por ejemplo: “Prohibido prohibir.  Años después, sociólogos, psicólogos y otras especialidades, han manifestado que toda sociedad, tiene que tener sus prohibidos, porque sin ellos, se hace incontrolada, o mejor dicho: un gran desorden”.

Paradógicamente escribo este artículo en los comienzos de la primavera peruana del 2013, lo que equivaldría en tiempos europeos 45 primaveras después de los comienzos de la primavera parisina de 1968. ¿Se vieron afectados los jóvenes por la alegría primaveral y dirigieron sus fuerzas para explotar en un desmán de libertades?



“Prohibido Prohibir” es para Vargas Llosa una falta de respeto a las autoridades, a los profesores, policías y políticos de ese entonces. Jorge J. Flores Durán opina lo contrario, que no hay nada más enriquecedor que lo que pudieron hacer esos jóvenes en esa época y que hasta ahora se sienten muy orgullosos de todo el proceso revolucionario que tuvieron y quizás haya sido muy catastrófica pero pudo haber sido la cosa más grande que hicieron en sus vidas. Como diría Vargas Llosa: Los pendencieros más grandes.

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